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La Muñeca Negra
Le pedí a Dios una muñeca, pero no me la mandó; se la pedí tanto, tanto, pero de mí no se acordó. Se la pedí a mi mamá y me dijo: “pedísela duro a Dios”, y me jinqué de rodillas pero a mí no me escuchó.
Se la pedía de mañanita antes de rayar el sol para que así tempranito me oyera primero a yo. Quería una muñeca que fuera como yo: con ojos de chocolate y la piel como un carbón.
Y cuando le dije a mi taita lo que estaba pidiendo, yo me dijo que muñeca negra del cielo no manda Dios; “buscáte un pedazo’e trapo y hacé tu muñeca vo”. Yo muy tristecita me fui a llorá a un rincón porque quería una muñeca que fuera de mi color. Mi mamá muy angustiada, de mí se apiadó y me hizo una muñeca oscurita como yo.
Mary Grueso
¿Por qué me dicen morena? Si moreno no es color, yo tengo una raza que es negra y negra, me hizo Dios.
Y otros arreglan el cuento diciéndome de color dizque pa’ endúlzame la cosa y que no me ofenda yo.
Yo tengo mi raza pura y de ella orgullosa estoy, de mis ancestros africanos y del sonar del tambó.
Yo vengo de una raza que tiene una historia pa’ contá que rompiendo sus cadenas alcanzó la libertá.
A sangre y fuego rompieron, las cadenas de opresión, y ese yugo esclavista que por siglos nos aplastó.
La sangre en mi cuerpo se empieza a desbocá, se me sube a la cabeza y comienza a protestá.
Yo soy negra como la noche, como el carbón mineral, como las entrañas de la tierra y como el oscuro pedernal.
Así que no disimulen llamándome de color, diciéndome morena, porque negra es que soy yo.
Mary Grueso
Negra soy